2.4.19

ESCRIBIR ES BATALLAR CONTRA LAS LIMITACIONES

Carlos Ruiz Zafón al piano.


"Escribir es batallar contra las limitaciones que uno tiene."
Carlos Ruiz Zafón



Descubrí la obra de Zafón durante la adolescencia. Me adentré en su universo gobernado por la niebla y los pactos faustianos una tarde de verano mientras mis amigos dormitaban en la piscina esperando a que llegase el momento del chapuzón. Estoy segura de que ya habíais visualizado una noche tormentosa en la que las ramas desnudas de los árboles acariciaban el cristal de mi ventana y  la luz de una vela como única fuente de iluminación... pues siento desilusionaros con esta falta de romanticismo.

Se trataba de una edición de tapa dura algo aparatosa que agrupaba las tres novelas de la Trilogía de la Niebla. No sabía qué esperar, simplemente acaricié la portada e inicié el viaje.
Cuando quise darme cuenta, ya hacía un rato que los demás estaban disfrutando del agua;  yo, había decidido que aquel autor habría de acompañarme para siempre.

Han pasado muchos años y todavía sigue fascinándome como la primera vez.
Recuerdo una vieja entrevista en la que el escritor repetía uno de sus mantras: Escribir es batallar contra las limitaciones que uno tiene. ¡Qué gran verdad! Cada vez que me embarco en la tarea de dar vida a esa confusa maraña de sueños y palabras, materia prima de la que se nutren las historias, me encuentro con una masa informe que hay que trabajar con el mismo tesón que un orfebre hasta que cada palabra vibra por sí misma, hasta que cada trama y subtrama confluyen en perfecta armonía en el tapiz. Me siento tan insegura, tan poquita cosa a la hora de enfrentarme a esta tarea demiúrgica, tan cerca del fracaso... Y sin embargo, no sé hacer otra cosa. 

Cada día lucho contra mis propias limitaciones, sigo tejiendo historias.



1.11.16

AHORA SABE QUE EL TERROR LLEVA BOMBÍN. 1938, DE JESÚS MONTALVO

El Gran Proveedor.
Hombres poderosos sirven a este ente colosal; científicos, artistas, obispos, políticos, magnates, presidentes: mentecatos peones aficionados a sentirse con derecho a la superioridad.
Sin duda son malos tiempos para los adictos. En las calles la prisión de El Cubo se perfilaba más bien como un mito, pero las cosas han cambiado en la República y ahora esta cárcel puebla las pesadillas de los yonquis adictos a la Goma, una droga cuyos efectos no tienen precedente. En el desierto ya puede escucharse el incesante traqueteo del tren que transporta a los presos rumbo a la reinserción o a la extinción de sus vidas. 

Jesús Montalvo (Tijuana, 1985) nos sumerge en un delirio dieselpunk, con mucho de ucronía, noir y pinceladas lovecraftianas de corte coral. Por un lado tendremos los recortes de prensa que se alternan a lo largo de toda la novela. Y por otro, seguiremos los pasos de Sussanah una adicta a una de las variedades de la Goma que ha desarrollado una enfermedad que le impide disfrutar de sus efectos y que además posee el don de captar atisbos del futuro; Komodo, un drogadicto transespecie cuyo aspecto recuerda más al de un dragón que al de un humano; Zaíd, el tercer drogadicto, que desde el principio siente debilidad por Sussanah; Rollo Surv, el Jefe de Seguridad de la República, dispuesto a dar caza a los adictos como una solución para acabar con los traficantes; Ajay Tallam, también llamado el Fantasma, acompañado siempre de su autómata  de metal, un hombre para todo que hará lo necesario para obtener poder y, por último, Sklar Cuatro, el terror negro, el hombre cuyo cráneo está sempiternamente coronado por un bombín, androide y miembro de los Venerados, la élite que sirve a la deidad, al Gran Proveedor.

Aún con su atmósfera asfixiante, la corrupción y la violencia que pueblan estas páginas, 1938 es una obra que no está exenta de cierto romanticismo, suena a jazz (Django Reinhart, Louis Armstrong, etc.), Rollo Surv se desplaza en una motocicleta BMW R32, se hace alusión al principio del libro a las revistas pulp (Weird Tales), e incluso uno de los personajes es el propio escritor William S. Burroughs, cuya novela El almuerzo desnudo ha influenciado notablemente el trabajo de Montalvo.
A pesar de las horribles pérdidas que últimamente han sido nuestro pan cotidiano, el Jefe de Seguridad de la República, Rollo Surv, se mantiene firme en su guerra contra las drogas, asegurando que las amenazas de muerte y atentados que ha recibido de los traficantes de Goma no lo intimidan, y afirma que éstas solo demuestran el miedo y la inestabilidad de los enemigos públicos.
En algunas de las reseñas que he leído sobre 1938 se dice que es una obra confusa o difícil de leer, en mi caso me duró literalmente dos tardes y disfruté mucho con estos personajes y el mundo rico y preñado de referencias culturales del autor. Es una novela original, atípica y que sin embargo bebe de la tradición de la literatura de género y los clásicos. El cine también inocula su esencia (Cube, Metrópolis), el art decó, el expresionismo alemán....


La novela juega con temas como la frontera que separa al hombre de la inteligencia artificial, este sería el caso de Sklar Cuatro, uno de los personajes más interesantes, que posee defectos humanos como el gusto por el jazz, la pintura, la adicción al tabaco... un androide que desprecia al resto de sus congéneres. 

Tras la ficción subyace una fuerte crítica social a todos los estamentos de la sociedad y en los capítulos que constituyen un fragmento de la prensa queda patente la manipulación que los medios van haciendo de los hechos, el poder de la censura y cómo incluso los poderosos, los supuestos amos de la República, se doblegan ante ese dios primigenio y su imperio de la Goma.
—¿También os metéis Goma? —pregunta ella.
—No —dice Komodo—. Nosotros estamos enganchados a otras sustancias. Aquí todos estamos enganchados a algo, es el requisito para visitar la comarca. Es el boleto de entrada.
Otro detalle interesante son las menciones al ascenso de los régimenes totalitarios al poder, especialmente se hace hincapié en el avance del Tercer Reich y la figura de Adolf Hitler. Dichos totalitarismos fueron el marco histórico de buena parte de los clásicos de la Ciencia Ficción como 1984, de George Orwell.

Ciencia y misticismo se mezclan en apenas cien páginas. El uso, normalmente desmitificador, de las metáforas, los verbos en presente, el buen ritmo y la abundancia de estructuras bimembres en la adjetivación son algunas de las peculiaridades de la prosa de Jesús Montalvo, particularidades que forjan un estilo propio y perfectamente reconocible. El autor hace gala de una profunda cultura sin que el resultado sea un texto demasiado denso.

Llegados a este punto me gustaría recomendaros la entrevista a Jesús Montalvo publicada en el blog y que ayudará a los lectores a comprender qué misterios demiurgicos se ocultan en la mente del mexicano. Podéis leerla aquí.

Para terminar habría que decir que aquí no hay ni héroes ni villanos, solo personajes grises que luchan bien por la supervivencia, bien por el poder. En el viaje de los tres drogadictos conoceremos el descenso a las cloacas de la moral humana, una suerte de visado al infierno que nos recuerda a La divina comedia de Dante o a las Luces de Bohemia de Vallen Inclán en clave futurista.

Nadie volvería a infundirle miedo. Por lo menos ahora sabe que el terror lleva bombín.
Jesús Montalvo.

18.10.16

PARA MÍ ESCRIBIR LO ES TODO. MI MEJOR AMIGO Y MI PEOR ENEMIGO. ENTREVISTA A ELENA GARQUIN




Cursé los estudios de derecho en la Universidad de Salamanca, pero desde niña mi verdadera pasión fueron los libros. Así comienza Elena Garquin, autora de las novelas Tuareg, La heredera, Casualmente Valentina y Boomerang, su biografía. A los lectores del blog les sonará debido a la reseña de Tuareg.

1.    ¿Qué es lo más drástico que has hecho por el arte?

Odiarlo con la misma intensidad con que puedo llegar a quererlo. Creo que eso puede ser algo extremista, pero a un tiempo lo mejor que el arte puede aportarte. La indiferencia y el arte deberían ser incompatibles.


2.    El mejor consejo que has recibido de un artista.

He recibido varios, y no todos igual de buenos, dicho sea de paso, aunque hay uno que siempre está en mi cabeza a la hora de enfrentarme a una hoja en blanco: crea aquello que te satisfaga a ti. Aquello que te complemente como persona, con lo que te diviertas. No es garantía de éxito, pero te lo aseguras en una gran proporción. Y si no, siempre podrás estar satisfecha contigo misma. Lo sigo y, hasta ahora, me ha funcionado.

3.    Si tuvieras que vivir en el interior de un cuadro, ¿cuál sería?

La Gioconda. Me encantaría ser esa mujer, con esa expresión entre enigmática y críptica con la que encara a todo aquel que la mira, por una sencilla razón: así podría saber, de una vez por todas, qué es lo que le pasa por la cabeza.



4.    Los escritores se nutren de obsesiones. ¿Cuáles se reflejan en tus obras?

Mis obsesiones van más por el camino de los principios y las emociones que por otros derroteros, la verdad. Procuro ponderar en la medida de lo posible la lealtad, la amistad, el sentido del deber, el valor de una palabra dada… Sí, ya sé que son valores claramente obsoletos en la sociedad en la que vivimos, pero soy optimista. Creo firmemente que todavía podemos encontrarlos en la mayoría de las personas.


5.  En una entrada de este blog hablé al público acerca de mi campo semántico personal y me gustaría que compartieras el tuyo. Puedes acompañarlo de una reflexión acerca de tu estilo. 

Mi campo semántico podría llamarlo «valores». No sé si éticos, morales… Ahí lo dejo. Y dentro del mismo incluiría sinceridad, honestidad, valentía, lealtad, humildad, nobleza… Seguro que se me escapa alguno importante, pero lo dejo abierto a sugerencias.

Procuro reflejar todos esos valores en mis novelas. Mis personajes las tienen en abundancia, lo cual no es impedimento para que cometan errores producto de malas decisiones, que se comporten de una manera imprevisible en según qué circunstancias. En mi opinión ese es un rasgo característico de mi estilo, si es que se puede llamar así. Aunque pienso que ese tipo de cosas contribuyen a que los personajes sean más humanos, menos ideales. Si a eso le unes mi forma de escribir directa, sin rodeos demasiado floridos o inútiles, creo que podría decir que cumplo con una parte bastante importante de mi propio campo semántico, jajajajaja!!

6.  ¿Qué ha sido lo más complicado de escribir Tuareg? Cuéntanos algo que no te hayan preguntado acerca de esta novela. Me gustaría que hicieras lo mismo con La heredera y Casualmente Valentina.

De escribir Tuareg, absolutamente nada. La trama salió sola, así como las situaciones y los diálogos, entre otras cosas. Creo que nunca me ha pasado con ninguna novela que haya escrito, y no sé si me volverá a pasar. Ahora bien, si hubo algo verdaderamente complicado, fue la documentación. Y no precisamente por su escasez, sino todo lo contrario. Encontré tanta que tuve que filtrarla con mucho cuidado, y con miedo de aburrir al lector.


Algo que no me hayan preguntado… Hummm… Una cosilla que para mí fue de importancia vital pero que a nadie pareció salirle de ojo, jajajaja!! Cuando me adentré en todos los datos acerca de los Tuareg, me di cuenta de que con sus peculiaridades, resultaban ser más liberales en ciertos aspectos que la sociedad española de la época (siglo XIX), lo cual me dio un abanico mucho más grande de posibilidades. Pero muy pocas personas se dieron cuenta de que, con ese tipo de cosas, Tahir, el protagonista, tenía una mentalidad mucho más abierta que Beatriz, la protagonista. No sé, supongo que será cuestión de gustos, jajajajaja!!

Respecto a mis otras dos novelas, si echamos un vistazo a La Heredera, poco se quedaron por preguntar, la verdad. Hubo algo que yo expliqué sin que preguntaran, y fue la razón para la que nació esa novela. Nadie me lo había preguntado, no sé si porque yo lo había explicado ya o porque, sencillamente, no cayeron en el detalle. Con Casualmente Valentina lo cierto es que las preguntas han sido de lo más variadas y completas, no puedo quejarme, jajajajajaja!! Pero ha habido algo que nadie me ha preguntado (o eso creo): el prólogo. ¿Por qué está escrito en primera persona cuando el resto de la novela está en tercera? Sencillo. La primera persona siempre suele ser más impactante, al menos para mí, así que esa fue mi intención. Que quedara en la memoria del lector porque es completamente relevante para lo que sucede después. Bueno… Espero haberlo conseguido.



7.  ¿Cómo te organizas en cuanto a documentación? ¿Qué consejos le darías a un autor que se enfrenta a ésta para que no desfallezca en el intento?

Lo primero que hago es perfilar el esquema básico de la historia para hacerme una idea de lo que voy a necesitar. Y ese sería mi principal consejo para cualquier autor. De esa manera, me centro en lo básico. Internet es una fuente inagotable de datos. Si no lo haces así, corres el riesgo de perderte en ellos hasta el punto de no saber qué es lo que estás buscando realmente. Cierto es que a medida que vas avanzando en la historia, te surgirán imprevistos que posiblemente obliguen a buscar más datos, pero si se ha hecho bien desde el principio, esto último no supondrá más que unos minutos de trabajo extra.

Además es muy importante no aturullar al lector. Tengo que tener claro que escribo romántica. Por lo tanto, la cantidad de documentación que debo incluir en la novela no puede sobrepasar el diez por ciento del total de la novela, por poner una cifra aproximada. La documentación en la romántica es una herramienta, una manera de introducir al lector en una determinada época y lugar, tanto en histórica como en contemporánea. Si sobrepasas esa máxima, corres riesgos innecesarios.

8.   ¿Contradicciones en tu proceso creativo? ¿Cómo es tu método de escritura?

¡Contradicciones es decir poco! ¿Cómo llamaríamos al hecho de que tienes a tus personajes perfilados de una determinada manera en tu cabeza, pero cuando empiezas con su historia, van tomando una forma completamente distinta? ¿Rebelión en masa? Sí, creo que eso sería más adecuado, jajajajajaja. Ellos se saltan el método con su propia voz, y yo también, claro. No tengo método. Soy anárquica. Por supuesto tengo una idea general de lo que quiero transmitir, una imagen vaga de alguna sucesión de escenas, pero nada más. El resto me lo van dando ellos, tanto los protagonistas como los secundarios. Yo soy incapaz de perfilar una novela hasta el punto de saber cuántos capítulos va a tener, o dónde termina uno y empieza el siguiente, pero supongo que tiene mucho que ver con la personalidad de cada uno. No soy ordenada, ni previsora, sino impulsiva y cambiante. De hecho, tardo mucho tiempo en pasar de un capítulo a otro porque soy incapaz de hacerlo hasta que no estoy segura de que lo que dejo atrás, está medianamente bien estructurado. Si eso es ser perfeccionista, lo soy, pero seguro que es mi única virtud con la escritura.



9.  ¿Cómo es tu lugar de trabajo? ¿Crees que influyen el lugar de nacimiento y el entorno a la hora de ser escritor?

Mi lugar de trabajo es mi casa. Normalmente la mesa de mi salón, aunque no soy exigente en ese sentido. He trabajado en la cocina, en las habitaciones de mis hijos… Hasta en el campo, con el ordenador apoyado en mi regazo. Creo firmemente que unos lugares inspiran más que otros, pero no creo que la inspiración esté en ellos, sino en una misma. Lo único que pido, no, EXIJO, es silencio y, a ser posible, soledad. Cosa que se vende muy cara en mi casa, teniendo en cuenta que vivo con un marido, dos hijos y dos gatos.

En cuanto a la segunda pregunta, rotundamente SÍ. Tan solo un matiz: influyen, pero no debería ser determinante. Ejemplos, a puñados. Tuareg está ambientado en el Sahara, y te puedo asegurar que jamás estuve allí, mucho menos en el siglo XIX, claro. La Heredera, ambientada en un cortijo andaluz cerca de Ronda. Confieso que he estado en Ronda hace tantos años que podría acercarme a la época de la historia de Elena y Diego, pero me pareció un lugar muy bonito y evocador. Perfecto para ambientar una novela de época que transcurriera en España, y desde luego muy poco común.

Con Casualmente Valentina lo tuve fácil. Ambientada donde vivo, hay lugares y situaciones descritas que he vivido yo misma y por los que aún paseo.

Es evidente que siempre te sentirás más cómoda escribiendo acerca de lo que conoces o las personas más allegadas han conocido, pero no debería ser lo único. Después de todo, somos escritores. Con una materia gris llena de ideas y una imaginación desbordante, así que, dejémosla volar, ¿no os parece?

10.  ¿Cómo fueron tus inicios como escritora? ¿Cuándo te diste cuenta de que te gustaba esto de juntar letras?

Uy, mis inicios… Creo que todos tenemos un guía. Algo así como una flecha que, de buenas a primeras, nos indica algo que siempre había estado ahí, latente, pero que sale en ese momento maravilloso en el que vemos la luz. Mi luz llegó con Enyd Blyton y la serie de libros de Los Cinco. Ahí descubrí que no solo me encantaba leer, sino que necesitaba contar lo que esas lecturas me provocaban. Con trece años escribí mis primeros cuentos, y así seguí hasta que con dieciséis, descubrí la novela romántica y decidí probar en el tema. Conclusión: una catástrofe, jajajaja!! Durante años escribí buenas historias en su fondo, pero desastrosas en su forma. Me tocó una época en la que publicar teniendo un nombre español era poco menos que una quimera, pero todo tiene su momento, y después de un parón de muchos años, me llegó el mío con La Heredera. Nunca agradeceré lo bastante a esta novela haber sido hecho posible mi mayor sueño. Cada una de las publicadas y de las que vendrán tienen su esencia, su por qué, Pero La Heredera siempre será especial para mí.

11. Escritura terapéutica. ¿Cómo lo ves? ¿Qué supone para ti el acto de escribir?

Lo veo, lo veo. Es terapéutica, balsámica y sanadora en general. Y si para mí es así, seguramente será así también para la persona que lea lo que escribo. Para mí escribir lo es todo. Mi mejor amigo y mi peor enemigo. Mi parcela de poder y de debilidad. Mi aislamiento y mi principal comunicación de problemas. Pongo mucho de mí en mis historias, porque al final los personajes acaban teniendo parte de mí. De mi carácter, de mis defectos, de mis amigos y mis enemigos. De mi día a día. Plasmo mis problemas y mis preocupaciones, me frustro y me realizo como persona. Si no pudiera escribir, me moriría por dentro.
Y si eso no es lo suficientemente gratificante, tengo a mis lectores que lo son todo para mí. Cuando alguien te para por la calle y te dice que tiene un enorme problema difícil de solucionar, pero que tus novelas le ayudan a evadirse durante un rato, que le hacen reír, que se sumerge por completo en otro tiempo o en otro lugar, y que cuando la termina incluso ve su problema con más optimismo, es una terapia intensiva. Te alegra el día, el mes y el año. Porque la principal función de la escritura debería ser hacer felices a las personas. Así de sencillo y, a un tiempo, así de complicado.